Es difícil explicarle a la gente algunas cosas.
Al cuerno la gente, diréis. Claro.
Es estupendo poder decir eso desde fuera, cuando no es uno el que tiene que lidiar con esa gente.
Hay vegetarianos que nacen en familias vegetarianas, tienen amigos vegetarianos y viven en ciudades grandes con un millón de restaurantes "super cool" que, por supuesto, son vegetarianos.
Yo decidí dejar de comer animales a los 29.
Nadie en mi familia es vegetariano. No conocía a nadie de mi entorno que lo fuera.
No soy una adolescente que se rebela, ni una punki antisistema, ni una obsesa de la vida sana. Ni quiero adelgazar.
Es difícil explicar a la gente que tienes cerca que no es algo que se te haya ocurrido de un día para otro, que no es una moda. Y que no es algo que "se te va a pasar".
De hecho, creo que decidir hacerme vegetariana y asumir el efecto que causaba en la gente de mi entorno día a día, ha sido más difícil que el hecho de dejar de comer animales en sí mismo.
Pero este no quiere ser un blog llorón.
Desde la región del ternasco y el país del jamón serrano, quiero escribir sobre las cositas que veo y pienso, las que me pasan o me han pasado como "ente vegetariano" que vive con los pies en el suelo... en este que me ha tocado :)
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